viernes, 22 de diciembre de 2017

Stream of Consciousness en Mrs. Dalloway


El siguiente ensayo es un guion que escribi para una exposición sobre la técnica narrativa del stream of consciousness en Mrs. Dalloway, de Virginia Woolf.  

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Para comenzar este breve análisis de Mrs Dalloway, es necesario introducir una definición del concepto de stream of consciousness. El término, el cual fue acuñado por William James en el campo de la psicología en su libro Principios de la psicología (1890), suele traducirse al castellano como “flujo de conciencia”, y en crítica literaria supone una forma de narración en la cual el narrador se adentra en la mente de uno o más personajes de su novela, dando como resultado una corriente de ideas que dotan al hilo conductor de la obra de un carácter caótico que, además, otorga el protagonismo al lector para que este se adentre de lleno en la narración. Esta forma narrativa que gira en torno a los pensamientos de los personajes conlleva subjetividad, una visión subjetiva de los hechos narrados. Para parte de la crítica, el flujo de conciencia equivale al llamado “monólogo interior”, mientras que la otra parte establece diferencias entre ambos. Expertos apuntan que el primer caso de flujo de conciencia se halla en El Quijote, cuando Sancho abandona la Ínsula de Barataria y vemos cómo el personaje habla a través de sus pensamientos. Ejemplos de grandes novelas escritas de la mano de esta técnica narrativa en literatura inglesa son el Ulysses de James Joyce (1922) y To the Lighthouse de Virginia Woolf (1927).
            La novela que vamos a tratar, Mrs Dalloway, fue publicada por Virginia Woolf en 1925. La obra gira en torno a la vida de Clarissa Dalloway durante un día entero y la devoción que esta pone en preparar una fiesta para esa misma noche, y los temas principales que aparecen en ella son el feminismo, la necesidad vital, la homosexualidad y/o bisexualidad, la locura y la muerte, los cuales se ven reflejados en los personajes que vamos a analizar más adelante.
            De la narración se encarga un narrador anónimo que se sirve de la tercera persona para adentrarse en la mente de los personajes y tomando, como ya hemos mencionado previamente, una voz subjetiva. Esto queda reflejado ya desde el mismo comienzo con la frase que abre la novela y, además, la más conocida de esta: Mrs Dalloway said she would buy the flowers herself. Ya desde el punto de inicio nos topamos con una intención de ruptura con este narrador que, a pesar de hablar en tercera persona, habla desde la mente de Clarissa Dalloway. Virginia Woolf, para escribir esta novela, intercambia el foco de atención sobre la mente del personaje para reflejar en esta la mente del lector, como si quisiera describir el mundo exterior a través de los ojos de Clarissa y otros personajes de manera que el lector sienta esta visión como suya. Ese es el objetivo del stream of consciousness: colocar en un segundo plano a los personajes que aparecen en la novela para otorgar el verdadero protagonismo a quien la lee. Sin embargo, esto no debe confundirse con el narrador omnisciente, pues este tan solo se limita a conocer todo acerca de los personajes presentándonoslos de manera objetiva y la percepción del mundo exterior por parte de estos es mucho más rápida y se muestra de manera más clara que en el stream of consciousness, donde todo es mucho más abstracto.
            La frase, además, ha sido muy analizada ya no solo por su forma narrativa sino por su contenido temático: el hecho de que desde el mismo comienzo la protagonista de la novela, Clarissa Dalloway, tome la decisión de comprar las flores ella misma es concebido como un símbolo de independentismo, de ahí que la novela haya sido analizada desde la perspectiva de género y tomada como una obra de tintes feministas.
            Por otra parte, desde el principio aparecen las flores, que al comienzo se nos podrían antojar insignificantes pero que a lo largo de la obra toman un protagonismo especial: las flores son un símbolo de vitalidad, la cual nuestra protagonista, Clarissa, persigue de manera desesperada: Clarissa sabía qué era lo que le faltaba. No era belleza, no era inteligencia. Era algo central y penetrante; algo cálido que alteraba superficies y estremecía el frío contacto de hombre y mujer, o de mujeres juntas. Porque esto era algo que ella podía percibir oscuramente. Clarissa, a pesar de tener, aparentemente, todo lo que se puede desear en la vida, es una mujer infeliz. Su personaje da a entender de manera constante que se siente insatisfecha con su vida. Es por esto por lo que se muestra nostálgica y alude a momentos del pasado de manera frecuente, como si su pasado hubiese sido mucho mejor que lo que su presente le ofrece.
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Meryl Streep como Clarissa Vaughan en Las Horas (2002)

Clarissa es un personaje en busca de salir de la rutina, de escapar de esa monotonía que no la colma de felicidad y, además, la sofoca. Es por esto por lo que el hecho de decidir comprar las flores ella misma va más allá de una simple acción rutinaria; porque no es rutinaria. Clarissa está decidiendo por fin hacer algo por sí sola.
Esta insatisfacción la vemos también reflejada en su relación matrimonial con Richard Dalloway: Y en las personas hay una cierta dignidad; una soledad; incluso entre marido y mujer medía un abismo; y esto debe respetarse… Se trataba de algo de lo que una no podía desprenderse, ni quitarlo al marido contra su voluntad, sin perder la propia independencia, el respeto hacia una misma, algo, en resumen, inapreciable. 
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Meryl Streep como Clarissa Vaughan y Ed Harris como Richard Brown en Las Horas (2002)

A pesar de lo que opina su marido, que sí parece satisfecho con su matrimonio, ella es consciente de que este nunca le dará una felicidad plena. El hecho de que muestre tanto afán en organizar la fiesta que tiene lugar en la novela muestra las ansias de Clarissa por paliar la insatisfacción en la que se ve sumergida.
            A continuación, pasamos al personaje de Sally Seton. Sally es un viejo amor de Clarissa a quien conoce desde su juventud. Es entre estos dos personajes donde se refleja el tema de la homosexualidad o, más bien, bisexualidad, pues ambas mujeres están casadas, por supuesto, con un hombre: Pero esta cuestión de amar (pensó, guardando la chaqueta) – y aquí tenemos una muestra de cómo el stream of consciousness consiste en relatar pensamientos que se suceden mientras se realizan acciones tan cotidianas como guardar una chaqueta - este enamorarse de mujeres. Por ejemplo, Sally Seton; su relación en los viejos tiempos con Sally Seton. ¿Acaso no había sido amor, a fin de cuentas? (…) – este es uno de los momentos en los que Clarissa se remonta a recuerdos agradables del pasado, que parecen haberle dado mucha más satisfacción que su presente junto a Richard. 

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Alison Janney como Sally Lester y Meryl Streep como Clarissa Vaughan en Las Horas (2002)

No, ahora las palabras no significaban nada para ella. Ni siquiera podía percibir el eco de su antigua emoción. Pero recordaba los escalofríos de excitación, y el peinarse en una especie de éxtasis (ahora la vieja sensación comenzó a regresar a ella, en el momento en que se quitaba las horquillas del pelo y las dejaba en la mesa tocador para arreglarse el peinado), con las cornejas ascendiendo y descendiendo en la luz rosada del atardecer, y bajar la escalera, y al cruzar la sala, sentir que "si muriera ahora, seria sumamente feliz". Este era su sentimiento, el sentimiento de Otelo, y lo sentía, estaba convencida de ello, con tanta fuerza como Shakespeare quiso que Otelo lo sintiera, ¡todo porque había bajado a cenar, con un vestido blanco, para encontrarse con Sally Seton! – Sally es una mujer que despierta intereses culturales en Clarissa. Sally parece ser alguien que saca a Clarissa de la rutina, y esto es probablemente lo que levanta una pasión en esta hacia ella: Las ideas eran de Sally, desde luego, pero muy pronto Clarissa quedó tan entusiasmada como la propia Sally, y leía a Platón en cama antes del desayuno, leía a Morris, leía a Shelley a todas horas.
            Esta atracción romántica que el lector percibe de Clarissa hacia Sally se ve culminada cuando, una vez más, Clarissa se remonta a su pasado para recordar el momento en el que Sally y ella se besaron, momento el cual ella denomina “el más feliz de su vida”: Todo lo anterior era como un paisaje de fondo para Sally. Estaba en pie, junto al hogar, hablando con aquella voz tan hermosa que cuanto decía sonaba como una caricia, y se dirigía a papá, que había comenzado a sentirse atraído un tanto en contra de su voluntad (nunca pudo olvidar que, después de prestar uno de sus libros a Sally, lo encontró empapado en la terraza), cuando de repente Sally dijo: "¡Qué vergüenza estar sentados dentro!", y todos salieron a la terraza y pasearon arriba y abajo. Peter Walsh y Joseph Breitkopf siguieron hablando de Wagner. Clarissa y Sally les seguían, un poco rezagadas. Entonces se produjo el momento más exquisito de la vida de Clarissa, al pasar junto a una hornacina de piedra con flores. Sally se detuvo; cogió una flor; besó a Clarissa en los labios. ¡Fue como si el mundo entero se pusiera cabeza abajo! Los otros habían desaparecido; estaba a solas con Sally. Y tuvo la impresión de que le hubieran hecho un regalo, envuelto, y que le hubieran dicho que lo guardara sin mirarlo, un diamante, algo infinitamente precioso (…).

Virginia Woolf
 
            Virginia Woolf introduce en sus obras rasgos autobiográficos, pero es en Mrs Dalloway donde su alter ego queda claramente reflejado: la autora, desde su infancia, tuvo problemas psíquicos que derivaban en cambios de humor constantes, cosa que podemos apreciar en el personaje de Richard Dalloway: Esta sensibilidad a las impresiones había sido su desgracia, sin la menor duda. A su edad todavía tenía, como un muchacho e incluso como una chica, estos cambios de humor; días buenos, días malos, sin razón que lo justificara, júbilo al ver una cara bonita, terrible infelicidad al ver una vieja monstruosa. Richard, además, como hemos mencionado anteriormente, sí parece mostrarse pleno respecto a sus sentimientos hacia Clarissa: Y ahí estaba él. Caminando por las calles de Londres, para decir a Clarissa en las palabras justas que la amaba. Lo cual uno nunca dice, pensó. En parte, uno es perezoso; en parte, uno es tímido… Porque es una lástima muy grande no decir nunca lo que uno siente (…).

Ed Harris como Richard Brown en Las Horas (2002)

            Otro personaje en el que podemos encontrar rasgos autobiográficos de Woolf es en Septimus Warren Smith, un excombatiente de la Primera Guerra Mundial y un personaje que encarna el tema de la locura. La locura es un tema muy personal en la obra de Virginia Woolf, pues ella misma sufrió de una enfermedad mental que casi la condujo a enloquecer en sus últimos años de vida. Septimus dice cosas tales como que las aves cantan en griego, alucinación que la propia Virginia solía tener. Además, Septimus muestra una conexión con Clarissa que queda reflejada en el uso recurrente de la frase “fear no more”, que tiene su origen en el Cimbelino de Shakespeare (Fear no more the heat o’ the sun). Septimus se siente aislado de la sociedad, que es además la que lo ha abocado a la locura: En resumen, la humana naturaleza le perseguía, el repulsivo bruto con los orificios de la nariz rojo sangre. Holmes le perseguía. Tan pronto uno tropieza, escribió Septimus al dorso de una postal, la naturaleza humana le persigue a uno.
            El tema de la locura es uno de los grandes temas en la literatura universal. Como apreciación personal, la locura de Septimus podría relacionarse con el Hamlet de la famosa tragedia de Shakespeare: ambos personajes encarnan el tema de la locura a la que uno se ve abocado por culpa del mundo, de la Humanidad.
            Septimus acaba liberándose a sí mismo poniendo fin a su vida. La muerte en la novela es concebida como algo positivo, pues es a través de ella como uno toma las riendas de su vida: decidiendo acabar con ella. El tema de la muerte como liberación es eso que une a Septimus con Clarissa, la cual hace referencias a esta a lo largo de la novela (“¿(…) acaso importaba que tuviera que desaparecer completamente?”): Septimus se suicida saltando por una ventana, cosa que la propia Virginia Woolf ya trató de hacer durante su juventud, lo cual resultó en un intento fallido. No obstante, acabó suicidándose en 1941 a los 59 años ahogándose en el río Ouse.  

Las Horas (2002)

            Para acabar, solo queda hacer una breve mención a la película Las Horas (2002), basada en la novela homónima de Michael Cunningham de 1998. En ella aparece Nicole Kidman encarnando a Virginia Woolf. La película nos muestra el proceso creativo por el que pasa la autora mientras escribe Mrs Dalloway y, a su vez, el momento psicológico tan delicado por el que atraviesa debido a su enfermedad mental (la cual fue identificada como trastorno bipolar años más tarde). A su vez, Julianne Moore es una mujer que vive en la América de los años 50 asfixiada con su vida de ama de casa y que intenta paliar su insatisfacción preparando un pastel de cumpleaños para su marido esa misma noche mientras hace descansos esporádicos para leer Mrs Dalloway; y, en tercer lugar, Meryl Streep encarna a una Clarissa Dalloway contemporánea en la Nueva York de 2001. La película gira en torno a la necesidad vital de tres mujeres que, por unas circunstancias o por otras, viven insatisfechas con sus vidas. En ella toman un papel protagonista las flores, como ya hemos mencionado anteriormente, símbolo de vitalidad. Cabe recalcar la necesidad fundamental de haber leído previamente Mrs. Dalloway para entender por completo y sentir el mensaje de esta película.
            En resumen, el largometraje condensa en dos horas la angustia vital plasmada tanto en la Clarissa de la famosa novela como en tres mujeres de a pie, y cómo Mrs Dalloway refleja situaciones y sentimientos que pueden estar presentes en la vida de cualquier mujer. Un día en la vida de tres mujeres, y en un día su vida entera.


Referencias:
  • Woolf, V. (2012). La señora Dalloway. Barcelona, España: Debolsillo.
  • Humpfrey, R. (1962). Stream of Consciousness in the modern novel. California: University of California Press.  
  • Muñoz, Liliana. "Las Horas de Richard Brown y Septimus Warren Smith”. Ocultalit. 18 de marzo. 2017. Recuperado de: http://www.ocultalit.com/ensayo/richard-brown-septimus-warren-smith/. Consultado el 28 de octubre de 2017.
  • Roe, S. (Ed.), Sellers, S. (Ed.). (2000). The Cambridge Companion to Virginia Woolf. Cambridge, United Kingdom: Cambridge University Press. 

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