El siguiente ensayo es un guion que escribi para una exposición sobre la técnica narrativa del stream of consciousness en Mrs. Dalloway, de Virginia Woolf.
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Para
comenzar este breve análisis de Mrs
Dalloway, es necesario introducir una definición del concepto de stream of consciousness. El término, el
cual fue acuñado por William James en el campo de la psicología en su libro Principios de la psicología (1890),
suele traducirse al castellano como “flujo de conciencia”, y en crítica
literaria supone una forma de narración en la cual el narrador se adentra en la
mente de uno o más personajes de su novela, dando como resultado una corriente
de ideas que dotan al hilo conductor de la obra de un carácter caótico que,
además, otorga el protagonismo al lector para que este se adentre de lleno en
la narración. Esta forma narrativa que gira en torno a los pensamientos de los
personajes conlleva subjetividad, una visión subjetiva de los hechos narrados. Para
parte de la crítica, el flujo de conciencia equivale al llamado “monólogo
interior”, mientras que la otra parte establece diferencias entre ambos. Expertos
apuntan que el primer caso de flujo de conciencia se halla en El Quijote, cuando Sancho abandona la
Ínsula de Barataria y vemos cómo el personaje habla a través de sus
pensamientos. Ejemplos de grandes novelas escritas de la mano de esta técnica
narrativa en literatura inglesa son el Ulysses
de James Joyce (1922) y To the Lighthouse
de Virginia Woolf (1927).
La novela que vamos a tratar, Mrs Dalloway, fue publicada por Virginia
Woolf en 1925. La obra gira en torno a la vida de Clarissa Dalloway durante un
día entero y la devoción que esta pone en preparar una fiesta para esa misma
noche, y los temas principales que aparecen en ella son el feminismo, la
necesidad vital, la homosexualidad y/o bisexualidad, la locura y la muerte, los
cuales se ven reflejados en los personajes que vamos a analizar más adelante.
De la narración se encarga un
narrador anónimo que se sirve de la tercera persona para adentrarse en la mente
de los personajes y tomando, como ya hemos mencionado previamente, una voz
subjetiva. Esto queda reflejado ya desde el mismo comienzo con la frase que
abre la novela y, además, la más conocida de esta: Mrs Dalloway said she would buy the flowers herself. Ya desde el
punto de inicio nos topamos con una intención de ruptura con este narrador que,
a pesar de hablar en tercera persona, habla desde la mente de Clarissa
Dalloway. Virginia Woolf, para escribir esta novela, intercambia el foco de
atención sobre la mente del personaje para reflejar en esta la mente del
lector, como si quisiera describir el mundo exterior a través de los ojos de
Clarissa y otros personajes de manera que el lector sienta esta visión como
suya. Ese es el objetivo del stream of
consciousness: colocar en un segundo plano a los personajes que aparecen en
la novela para otorgar el verdadero protagonismo a quien la lee. Sin embargo,
esto no debe confundirse con el narrador omnisciente, pues este tan solo se
limita a conocer todo acerca de los personajes presentándonoslos de manera
objetiva y la percepción del mundo exterior por parte de estos es mucho más
rápida y se muestra de manera más clara que en el stream of consciousness, donde todo es mucho más abstracto.
La frase, además, ha sido muy
analizada ya no solo por su forma narrativa sino por su contenido temático: el
hecho de que desde el mismo comienzo la protagonista de la novela, Clarissa
Dalloway, tome la decisión de comprar las flores ella misma es concebido como
un símbolo de independentismo, de ahí que la novela haya sido analizada desde
la perspectiva de género y tomada como una obra de tintes feministas.
Por otra parte, desde el principio
aparecen las flores, que al comienzo se nos podrían antojar insignificantes
pero que a lo largo de la obra toman un protagonismo especial: las flores son
un símbolo de vitalidad, la cual nuestra protagonista, Clarissa, persigue de
manera desesperada: Clarissa sabía qué
era lo que le faltaba. No era belleza, no era inteligencia. Era algo central y
penetrante; algo cálido que alteraba superficies y estremecía el frío contacto
de hombre y mujer, o de mujeres juntas. Porque esto era algo que ella podía
percibir oscuramente. Clarissa, a pesar de tener, aparentemente, todo lo que
se puede desear en la vida, es una mujer infeliz. Su personaje da a entender de
manera constante que se siente insatisfecha con su vida. Es por esto por lo que
se muestra nostálgica y alude a momentos del pasado de manera frecuente, como
si su pasado hubiese sido mucho mejor que lo que su presente le ofrece.
Meryl Streep como Clarissa Vaughan en Las Horas (2002) |
Clarissa es un personaje en busca de salir de la rutina,
de escapar de esa monotonía que no la colma de felicidad y, además, la sofoca.
Es por esto por lo que el hecho de decidir comprar las flores ella misma va más
allá de una simple acción rutinaria; porque no es rutinaria. Clarissa está
decidiendo por fin hacer algo por sí sola.
Esta insatisfacción la vemos también reflejada en su
relación matrimonial con Richard Dalloway: Y
en las personas hay una cierta dignidad; una soledad; incluso entre marido y
mujer medía un abismo; y esto debe respetarse… Se trataba de algo de lo que una
no podía desprenderse, ni quitarlo al marido contra su voluntad, sin perder la
propia independencia, el respeto hacia una misma, algo, en resumen,
inapreciable.
Meryl Streep como Clarissa Vaughan y Ed Harris como Richard Brown en Las Horas (2002) |
A pesar de lo que opina su marido, que sí parece
satisfecho con su matrimonio, ella es consciente de que este nunca le dará una
felicidad plena. El hecho de que muestre tanto afán en organizar la fiesta que
tiene lugar en la novela muestra las ansias de Clarissa por paliar la
insatisfacción en la que se ve sumergida.
A continuación, pasamos al
personaje de Sally Seton. Sally es un viejo amor de Clarissa a quien conoce
desde su juventud. Es entre estos dos personajes donde se refleja el tema de la
homosexualidad o, más bien, bisexualidad, pues ambas mujeres están casadas, por
supuesto, con un hombre: Pero esta
cuestión de amar (pensó, guardando la chaqueta) – y aquí tenemos una
muestra de cómo el stream of consciousness consiste en relatar pensamientos que
se suceden mientras se realizan acciones tan cotidianas como guardar una
chaqueta - este enamorarse de mujeres.
Por ejemplo, Sally Seton; su relación en los viejos tiempos con Sally Seton.
¿Acaso no había sido amor, a fin de cuentas? (…) – este es uno de los
momentos en los que Clarissa se remonta a recuerdos agradables del pasado, que
parecen haberle dado mucha más satisfacción que su presente junto a Richard.
Alison Janney como Sally Lester y Meryl Streep como Clarissa Vaughan en Las Horas (2002) |
No, ahora las
palabras no significaban nada para ella. Ni siquiera podía percibir el eco de
su antigua emoción. Pero recordaba los escalofríos de excitación, y el peinarse
en una especie de éxtasis (ahora la vieja sensación comenzó a regresar a ella,
en el momento en que se quitaba las horquillas del pelo y las dejaba en la mesa
tocador para arreglarse el peinado), con las cornejas ascendiendo y
descendiendo en la luz rosada del atardecer, y bajar la escalera, y al cruzar
la sala, sentir que "si muriera ahora, seria sumamente feliz". Este
era su sentimiento, el sentimiento de Otelo, y lo sentía, estaba convencida de
ello, con tanta fuerza como Shakespeare quiso que Otelo lo sintiera, ¡todo
porque había bajado a cenar, con un vestido blanco, para encontrarse con Sally
Seton! – Sally es una mujer que despierta intereses culturales en Clarissa. Sally
parece ser alguien que saca a Clarissa de la rutina, y esto es probablemente lo
que levanta una pasión en esta hacia ella: Las
ideas eran de Sally, desde luego, pero muy pronto Clarissa quedó tan
entusiasmada como la propia Sally, y leía a Platón en cama antes del desayuno,
leía a Morris, leía a Shelley a todas horas.
Esta atracción romántica
que el lector percibe de Clarissa hacia Sally se ve culminada cuando, una vez
más, Clarissa se remonta a su pasado para recordar el momento en el que Sally y
ella se besaron, momento el cual ella denomina “el más feliz de su vida”: Todo lo anterior era como un paisaje de
fondo para Sally. Estaba en pie, junto al hogar, hablando con aquella voz tan
hermosa que cuanto decía sonaba como una caricia, y se dirigía a papá, que
había comenzado a sentirse atraído un tanto en contra de su voluntad (nunca
pudo olvidar que, después de prestar uno de sus libros a Sally, lo encontró
empapado en la terraza), cuando de repente Sally dijo: "¡Qué vergüenza
estar sentados dentro!", y todos salieron a la terraza y pasearon arriba y
abajo. Peter Walsh y Joseph Breitkopf siguieron hablando de Wagner. Clarissa y
Sally les seguían, un poco rezagadas. Entonces se produjo el momento más
exquisito de la vida de Clarissa, al pasar junto a una hornacina de piedra con
flores. Sally se detuvo; cogió una flor; besó a Clarissa en los labios. ¡Fue
como si el mundo entero se pusiera cabeza abajo! Los otros habían desaparecido;
estaba a solas con Sally. Y tuvo la impresión de que le hubieran hecho un
regalo, envuelto, y que le hubieran dicho que lo guardara sin mirarlo, un
diamante, algo infinitamente precioso (…).
Virginia Woolf |
Virginia
Woolf introduce en sus obras rasgos autobiográficos, pero es en Mrs Dalloway donde su alter ego queda claramente reflejado: la
autora, desde su infancia, tuvo problemas psíquicos que derivaban en cambios de
humor constantes, cosa que podemos apreciar en el personaje de Richard
Dalloway: Esta sensibilidad a las impresiones
había sido su desgracia, sin la menor duda. A su edad todavía tenía, como un
muchacho e incluso como una chica, estos cambios de humor; días buenos, días
malos, sin razón que lo justificara, júbilo al ver una cara bonita, terrible
infelicidad al ver una vieja monstruosa. Richard, además, como hemos mencionado
anteriormente, sí parece mostrarse pleno respecto a sus sentimientos hacia
Clarissa: Y ahí estaba él. Caminando por
las calles de Londres, para decir a Clarissa en las palabras justas que la
amaba. Lo cual uno nunca dice, pensó. En parte, uno es perezoso; en parte, uno
es tímido… Porque es una lástima muy grande no decir nunca lo que uno siente (…).
Ed Harris como Richard Brown en Las Horas (2002) |
Otro personaje en el que
podemos encontrar rasgos autobiográficos de Woolf es en Septimus Warren Smith, un
excombatiente de la Primera Guerra Mundial y un personaje que encarna el tema
de la locura. La locura es un tema muy personal en la obra de Virginia Woolf,
pues ella misma sufrió de una enfermedad mental que casi la condujo a
enloquecer en sus últimos años de vida. Septimus dice cosas tales como que las
aves cantan en griego, alucinación que la propia Virginia solía tener. Además,
Septimus muestra una conexión con Clarissa que queda reflejada en el uso
recurrente de la frase “fear no more”, que tiene su origen en el Cimbelino de Shakespeare (Fear no more the heat o’ the sun). Septimus
se siente aislado de la sociedad, que es además la que lo ha abocado a la
locura: En resumen, la humana naturaleza
le perseguía, el repulsivo bruto con los orificios de la nariz rojo sangre.
Holmes le perseguía. Tan pronto uno tropieza, escribió Septimus al dorso de una
postal, la naturaleza humana le persigue a uno.
El tema de la locura es
uno de los grandes temas en la literatura universal. Como apreciación personal,
la locura de Septimus podría relacionarse con el Hamlet de la famosa tragedia
de Shakespeare: ambos personajes encarnan el tema de la locura a la que uno se
ve abocado por culpa del mundo, de la Humanidad.
Septimus acaba liberándose
a sí mismo poniendo fin a su vida. La muerte en la novela es concebida como
algo positivo, pues es a través de ella como uno toma las riendas de su vida:
decidiendo acabar con ella. El tema de la muerte como liberación es eso que une
a Septimus con Clarissa, la cual hace referencias a esta a lo largo de la
novela (“¿(…) acaso importaba que tuviera que desaparecer completamente?”): Septimus
se suicida saltando por una ventana, cosa que la propia Virginia Woolf ya trató
de hacer durante su juventud, lo cual resultó en un intento fallido. No
obstante, acabó suicidándose en 1941 a los 59 años ahogándose en el río Ouse.
Las Horas (2002) |
Para acabar, solo queda
hacer una breve mención a la película Las
Horas (2002), basada en la novela homónima de Michael Cunningham de 1998.
En ella aparece Nicole Kidman encarnando a Virginia Woolf. La película nos
muestra el proceso creativo por el que pasa la autora mientras escribe Mrs Dalloway y, a su vez, el momento
psicológico tan delicado por el que atraviesa debido a su enfermedad mental (la
cual fue identificada como trastorno bipolar años más tarde). A su vez,
Julianne Moore es una mujer que vive en la América de los años 50 asfixiada con
su vida de ama de casa y que intenta paliar su insatisfacción preparando un
pastel de cumpleaños para su marido esa misma noche mientras hace descansos
esporádicos para leer Mrs Dalloway;
y, en tercer lugar, Meryl Streep encarna a una Clarissa Dalloway contemporánea
en la Nueva York de 2001. La película gira en torno a la necesidad vital de
tres mujeres que, por unas circunstancias o por otras, viven insatisfechas con
sus vidas. En ella toman un papel protagonista las flores, como ya hemos
mencionado anteriormente, símbolo de vitalidad. Cabe recalcar la necesidad fundamental
de haber leído previamente Mrs. Dalloway
para entender por completo y sentir el mensaje de esta película.
En resumen, el
largometraje condensa en dos horas la angustia vital plasmada tanto en la
Clarissa de la famosa novela como en tres mujeres de a pie, y cómo Mrs Dalloway refleja situaciones y
sentimientos que pueden estar presentes en la vida de cualquier mujer. Un día
en la vida de tres mujeres, y en un día su vida entera.
Referencias:
- Woolf, V. (2012). La señora Dalloway. Barcelona, España: Debolsillo.
- Humpfrey, R. (1962). Stream of Consciousness in the modern novel. California: University of California Press.
- Muñoz, Liliana. "Las Horas de Richard Brown y Septimus Warren Smith”. Ocultalit. 18 de marzo. 2017. Recuperado de: http://www.ocultalit.com/ensayo/richard-brown-septimus-warren-smith/. Consultado el 28 de octubre de 2017.
- Roe, S. (Ed.), Sellers, S. (Ed.). (2000). The Cambridge Companion to Virginia Woolf. Cambridge, United Kingdom: Cambridge University Press.